En el pasado, las hermanas Nancy, de 13 años, y Adamary Cruz García, de 8 años de edad, solían sacar comida procesada del congelador y la metían en el microondas para calmar su hambre después de clases, hasta que su madre llegaba a casa del trabajo a las 3:30 pm.
Eso fue antes de que Gricelda García, de 35 años, residente de Graton, aprendiera a leer la información nutricional de los productos alimenticios, llevándola a concluir que una alta cantidad de estos comestibles procesados y congelados son “basura”.
“Ahora les digo, coman un pedazo de fruta antes de que yo vuelva a casa a preparar la comida”, dijo García. “A veces lo que la gente come es basura, pensando que es comida saludable, pero es más azúcar y sal que otra cosa“.
García aprendió esa lección mientras asistía a una clase familiar de nutrición y pérdida de peso llamada Tomando Pasos, impartida en español en el Northern California Center for Well-Being, en Santa Rosa. La clase es parte de la estrategia más grande del centro para combatir la diabetes y las enfermedades del corazón en el Norte de la Bahía, y su creciente enfoque en los latinos.
Es una población con mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y condiciones de salud que pueden conducir a enfermedades del corazón o a un accidente cerebrovascular, de acuerdo con la American Diabetes Association. En el condado de Sonoma, cerca de 11 por ciento de los latinos tiene diabetes tipo 2, frente a 6 por ciento de los residentes blancos del condado, según el informe de 2014 del condado de Sonoma, que describe disparidades en las condiciones económicas y sociales.
García dijo que durante una rutina física con Adamary, el médico le dijo que su hija estaba ganando demasiado peso y las refirió a la clase de Tomando Pasos. El programa involucra a toda la familia y busca cambios de conducta de amplio alcance que resulten en una alimentación más sana, mayor actividad física y menos “tiempo frente a la pantalla”, dijo Alena Wall, directora ejecutiva del Center for Well-Being.
“Estamos viendo el incremento en las tasas de obesidad infantil debido a la forma en que hemos cambiado todo: más televisión, más alimentos procesados, menos actividad“, indicó Wall. “Esta es la primera generación de escolares que pueden no sobrevivir a sus padres, debido a una enfermedad crónica”.
El centro recientemente expandió sus servicios en español para la prevención de la diabetes.
“Estamos viendo el cambio demográfico en nuestra comunidad y queremos asegurarnos de que los servicios sean accesibles”, señaló Wall. “Si usted tiene diabetes tipo 2, está en el mismo riesgo de tener un ataque al corazón que alguien que ha tenido un ataque al corazón antes”.
Susan García, promotora de salud en el centro, dijo que la parte más difícil es conseguir que la gente llegue a la clase, debido a los horarios de trabajo o la falta de transporte. Pero muchos están motivados, dijo.
“Todo es cuestión de que estén listos para el cambio“, dijo García.
Algunos quieren vivir más tiempo bajando sus niveles de glucosa en la sangre y mejorando su salud por el bien de sus hijos y nietos. Otros, dijo, tratan de mejorar su salud antes de que sea demasiado tarde.
“Vienen con un pie o ambos pies amputados” por la diabetes, anotó García.
García, la madre de Graton, dijo que no podría haber hecho cambios dramáticos en su dieta y estilo de vida en su familia sin la ayuda del centro. En el centro, García y su familia fueron animados y apoyados por otras familias.
Juntos establecieron horarios regulares para comer, redujeron la cantidad de grasa y sal utilizada para cocinar, incrementaron las porciones de frutas y verduras, reemplazaron el arroz blanco por granos enteros y eliminaron las bebidas azucaradas.
“Nos deshicimos de la soda, nos deshicimos del jugo y cambiamos a agua pura”, dijo, al agregar que su hija menor ha estado perdiendo peso.
“Decidí comprar sólo frutas y verduras y no comprar alimentos procesados“, dijo. “Lo que aprendí es que depende de mí lo que comen”.
Fuente: laprensasonoma.com