Ojos, blanco de la diabetes

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Diversos estudios revelan que la diabetes es la primera causa de ceguera en los adultos de nuestro país, lo que se debe a que la enfermedad puede dar lugar a complicaciones en los ojos, como cataratas, glaucoma y retinopatía diabética. Estos problemas aparecen de manera silenciosa; no obstante, al ser diagnosticadas y tratadas en forma temprana y adecuada es posible evitar el desarrollo de ceguera en 98% de los casos.

“En la población con diabetes, la catarata afecta en mayor proporción, de hecho se puede considerar que el 100% va a desarrollarla en algún momento de su vida; a su vez, el glaucoma, es 10 veces más frecuente que en la persona sana y la retinopatía diabética, se presenta en pacientes de larga evolución”, refiere el doctor Eduardo Corzo Buenrostro, quien se desempeña como director de la Clínica Visual Corzo.

Debido a que los problemas visuales antes mencionados no dan síntomas en sus primeras fases, los pacientes llegan en busca de ayuda médica cuando se encuentran en etapas intermedias o avanzadas y, en muchos casos, queda poco por hacer. “La falta de cultura en salud es la causa de que los pacientes no se informen a tiempo, pero resulta más grave que los médicos de primer contacto carezcan de los conocimientos necesarios y, por lo tanto, no los canalicen oportunamente con el especialista indicado”, afirma el entrevistado.

Cataratas
Se trata de la formación de una opacidad en el lente natural interno del ojo (cristalino), la cual es progresiva y terminar por nublar completamente la vista del paciente, imposibilitándolo para realizar sus labores cotidianas.

¿Cómo producen ceguera? Hay que tener presente que, en condiciones normales, el cristalino debe ser transparente, y su función consiste en cambiar el enfoque del ojo para ver objetos lejanos y cercanos. “Al perderse la transparencia, se impide que el paso de la luz proveniente de las cosas se enfoque adecuadamente sobre la retina. En consecuencia, disminuye la calidad y cantidad de visión, hasta el grado de producir ceguera”, detalla el doctor Corzo Buenrostro.

Y en presencia de diabetes, se genera una alteración metabólica que ocasiona que en el cristalino se acumulen una especie de residuos (que lo opacan) en respuesta a los elevados niveles de glucosa en sangre. Si bien la catarata es causa de ceguera, puede revertirse con éxito en cualquiera de sus fases (leve, moderada y densa). “Esto se logra por medio de una cirugía, procedimiento ambulatorio que tan solo requiere de una microincisión menor a 3 milímetros, donde mediante ultrasonido se remueve la opacidad, se implanta un lente intraocular y no se requieren suturas”, señala el oftalmólogo.

Glaucoma
Es una enfermedad ocular caracterizada por daño en el nervio óptico, acompañada de pérdida progresiva de la visión periférica (visión de reojo) y elevación de la presión intraocular, lo que es suficiente para producir daño irreversible.

“Se desarrolla como consecuencia de largo plazo y ocurre por acumulación del propio líquido que el ojo produce, ya que los vasos acuosos de los órganos de la visión se endurecen y ello les impide absorber dicha sustancia con la capacidad y velocidad de antes. En consecuencia, se eleva la presión y ello lastima al nervio óptico”, explica el especialista.

Para obtener un diagnóstico es fundamental acudir al oftalmólogo, especialista que realizará una serie de exámenes, los cuales comprenden la medición de la presión intraocular, revisión de las zonas donde se reabsorbe el líquido interno producido por el ojo y del aspecto del nervio óptico, así como un estudio de campo visual.

El glaucoma no se cura, pero sí puede controlarse con tratamiento a base de gotas oftálmicas para controlar la presión del ojo, con lo que se puede evitar o limitar la pérdida de visión.

Retinopatía diabética
Es una complicación de la diabetes, pues esta enfermedad lesiona los vasos sanguíneos de la retina; en consecuencia, estos conductos pueden sufrir fugas o crecer manera anormal. Lo anterior ocasiona que las imágenes que la retina envía al cerebro sean borrosas o distorsionadas.

Los riesgos de desarrollar esta alteración aumentan entre más tiempo padecen la diabetes los pacientes; así, aproximadamente, 80% de las personas que han padecido diabetes durante por lo menos 15 años, presentan algún tipo de daño en los vasos sanguíneos de la retina.

“Los niveles elevados de glucosa en sangre generan un efecto corrosivo en la ‘tubería’ que irriga a la retina: desgastan su interior, la pican o rompen, y se establece una mala circulación. Esto permite el desarrollo y avance de la retinopatía diabética, sangrados abundantes y hasta desprendimiento de retina”, indica el doctor Corzo Buenrostro.

El tratamiento que aplica en estos casos es la fotocoagulación (aplicación de rayo láser), en la cual se enfoca un rayo láser en la retina para sellar los vasos sanguíneos que presenten fugas y reducir la formación de conductos anormales. En los casos en que la hemorragia interna es muy densa se requiere cirugía para extraer los coágulos y evitar que se agrave el daño de la retina.

Para modificar el curso de la diabetes, hay factores que podemos manejar; por ejemplo, aprender a alimentarnos sanamente, controlar nuestro peso, hacer ejercicio e informarnos. “Recomiendo a la gente con diabetes que tomen conciencia de la magnitud del problema y tengan presente que el padecimiento provoca ceguera. Por lo tanto, busquen atención profesional para que se atiendan a tiempo y aprendan más sobre el tema, puntualiza el doctor Corzo Buenrostro.

Karina Galarza Vásquez

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