Ejercicio, indispensable para el control de la diabetes

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El ejercicio es una de las actividades que más benefician al ser humano, pero es también, particularmente, un recurso indispensable para el buen control de la diabetes, ya que contribuye a estabilizar y disminuir los niveles de azúcar en la sangre. Conoce los cuidados y atenciones que se requieren para valerse de este importante aliado de la mejor manera.

Todo ser humano obtiene provecho de la práctica deportiva, pues le ayuda a mejorar el rendimiento de corazón y pulmones, fortalece los músculos, auxilia en el combate al estrés, ansiedad y depresión, mejora la calidad del sueño, disminuye colesterol y riesgo de infarto, y regulariza la presión arterial, además de que puede convertirse en una forma de convivir con la pareja, familia o amigos.

Particularmente, las personas que padecen diabetes encuentran en el ejercicio un aliado invaluable para mejorar su estado de salud en general, pues una y otra vez se ha comprobado que la actividad física incrementa la capacidad del organismo para disminuir los niveles de azúcar y mantenerlos estables.

De hecho, médicos endocrinólogos consideran que el ejercicio es, junto con el seguimiento de una dieta adecuada y la administración puntual de insulina o fármacos, uno de los tres pilares en el tratamiento de la diabetes, ya que induce a que el organismo del paciente consuma la glucosa almacenada en hígado y músculos (glucógeno), obligando a que esta reserva energética se reponga con azúcar que se encuentra en la circulación sanguínea.

Por si esto fuera poco, practicar ejercicio en forma continua y rutinaria no sólo genera mayor resistencia corporal, elevada autoestima y sensación de bienestar, también estabiliza dos factores que pueden complicar el tratamiento de diabetes:
-Ayuda a controlar y bajar de peso.
-Logra notable reducción del colesterol "malo" y triglicéridos (sustancias responsables de problemas en el sistema cardiaco).

En movimiento
Tanto las personas con diabetes tipo 1 como las que padecen la tipo 2 obtienen los mismos beneficios del deporte, sólo que deben ser prudentes en su práctica, ya que corren el riesgo de que los niveles de glucosa bajen (hipoglucemia) drásticamente por el esfuerzo o se eleven (hiperglucemia) debido al excesivo consumo de calorías en busca de reponer la energía perdida.

Por ello, antes de comenzar un programa de ejercicios es importante que el paciente visite a su médico para someterse a un examen clínico, pruebas de laboratorio y control cardiológico completo, a fin de determinar el tipo de ejercicio que más le conviene realizar, su duración y frecuencia, siempre en concordancia con los alimentos que consuma y la aplicación de medicamentos.

Asimismo, debe subrayarse que las personas que llevan mucho tiempo con la enfermedad o que tienen alguna complicación son quienes necesitan particular atención en cuanto a ser revisados por el endocrinólogo, ya que de esta manera evitan:

Deficiencias visuales. Se sabe que el intenso impacto que generan los deportes violentos, intensos o en los que se requiere mantener baja la cabeza, como ocurre con el box, pueden empeorar el estado de la vista cuando se padece retinopatía (daño en la retina del ojo ocasionada por altas concentraciones de glucosa). Asimismo, aquellas personas en las que este sentido se encuentra muy deteriorado pueden sufrir un accidente, por lo que se les aconseja realizar ejercicio dentro de casa y en compañía de otra persona.

Lesiones en extremidades. Concretamente, los pies pueden sufrir daño si hay pérdida de la sensibilidad o mala circulación. Ante todo, deben extremarse precauciones en cuanto a características del calzado, tipo de ejercicio y terreno en que se realiza.

Problemas cardiacos. Si se comienza a hacer ejercicio sin consultar previamente al médico, se corre el riesgo de agravar algún padecimiento en vías sanguíneas, como macroangiopatía, alteración que se produce en las arterias grandes del organismo y que es responsable de infarto del miocardio.

Aun cuando cada caso es distinto, el ejercicio aeróbico (aquel que genera amplia circulación de aire en los pulmones) es por lo general el más recomendable para los pacientes con diabetes, ya que favorece el trabajo de los principales músculos del cuerpo, como piernas y brazos. Algunas de las actividades más efectivas son: caminar, nadar, correr, remar o andar en bicicleta, aunque también son efectivos saltar la cuerda, fútbol soccer o americano, basquetbol y voleibol, así como baile.

Aunque el médico es la persona más indicada para señalar la frecuencia con que se debe efectuar la práctica deportiva, se recomienda generalmente que se realice de 3 a 5 veces por semana, comenzando con una rutina de intensidad moderada y duración de 10 minutos, y poco a poco se aumentará hasta llegar a sesiones de 30 o 60 minutos.

Recomendaciones
No hay que pasar por alto que aunque el ejercicio es un aliado indispensable para disminuir las concentraciones de glucosa en sangre, se debe seguir una serie de cuidados bajo estricta vigilancia médica para evitar resultados contraproducentes. Así, tanto a quienes padecen diabetes tipo 1 como 2, se les sugiere:

-Planificar el ejercicio para realizarlo a la misma hora cada día, preferentemente en la mañana.

-Adaptar la actividad al horario personal de acuerdo a las comidas (por lo general se recomienda iniciar la práctica 90 minutos después de haber ingerido alimentos) y aplicación de la insulina.

-En quien así lo requiera, inyectar dicha hormona en músculos que no se moverán durante la práctica.

-No realizar ejercicio si los niveles de glucosa en ayuno son mayores a 180 miligramos por decilitro (mg/dl).

-Ingerir hidratos de carbono (pan, jugo de fruta dulce, pequeña barra de chocolate) si los niveles de glucosa son menores a 100 mg/dl.

-Llevar un control de la hora en que se realiza la actividad física, su duración e intensidad, el nivel de azúcar antes y después del ejercicio, y la dosis de insulina utilizada.

-Tener a la mano un chocolate o bebida dulce, durante y después del ejercicio, y consumirlo, de ser necesario, para prevenir hipoglucemia.

-Evitar el ejercicio en condiciones de calor o frío extremos.

-Llevar ropa adecuada al tipo de ejercicio y temporada. En el verano se recomienda vestir ropa ligera, de colores claros, además de utilizar protector solar y un sombrero o gorra; en invierno es mejor preferir prendas que no pesen pero que a la vez transpiren, y proteger adecuadamente pies, manos y cabeza del frío.

-Siempre se deben recuperar los líquidos perdidos por la transpiración; el agua es la mejor bebida para lograr tal fin, pero si el médico lo permite y la práctica deportiva dura mucho tiempo, se pueden ingerir bebidas azucaradas.

-Antes de iniciar se debe realizar calentamiento y, al terminar ejercicios de recuperación y respiración.

-Nunca se debe sobrecargar al organismo con ejercicio excesivo.

Finalmente, recuerda que las medidas antes citadas son generales, por lo que siempre se debe consultar al médico para conocer el tipo de ejercicio y medidas de seguridad que son convenientes para cada caso. También considera que una vez que se ha establecido un programa de ejercicio, debes mantenerse una práctica constante para observar buenos resultados, así como estricto apego a la medicación y dieta indicadas por el facultativo.

Fuente: SyM / Sofía Montoya

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