El consumo de alimentos tradicionales ha disminuido

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En los últimos años han ganado un lugar preponderante los llamados alimentos poco sanos o denominados “chatarra”. Si a esto se suma la reducción de la actividad física, entenderemos por qué se han incrementado las enfermedades crónico-degenerativas.

En la actualidad, la población mexicana sólo incluye en su alimentación cerca de 60 especies animales y vegetales, mientras que en la época prehispánica utilizaba hasta 200 variedades. Entre los alimentos que se están consumiendo en menor porcentaje encontramos al amaranto, la chía (semilla), los quelites, los nopales, las tunas, las pitahayas, el garambullo (cactácea), el mamey y el zapote (amarillo, negro y blanco).

¿Qué ha sucedido? Los expertos responden que dichos comestibles suelen cambiarse por productos ricos en carbohidratos y grasas, como las golosinas y las frituras. Las consecuencias de esta situación no se han hecho esperar y saltan a la vista, pues cada vez se observan y reportan más casos de obesidad y sus consecuencias, como diabetes mellitus (cifras elevadas de azúcar), enfermedades cardiovasculares e hiperlipidemias (exceso de grasas en la sangre).

Lo que se comía
Se sabe que la gente que incluía en su dieta mayor diversidad de alimentos padecía menos enfermedades y finalizaba su ciclo de vida en mejores condiciones físicas y mentales. Por ejemplo, en la época prehispánica se tenía una gastronomía variada, a base de vegetales, carnes blancas e insectos, a lo que se sumaban los productos obtenidos del maíz.

De acuerdo con el doctor Luis Alberto Vargas, adscrito al Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, las principales características de la alimentación prehispánica eran variedad y enorme cantidad de recursos locales. Además, durante esta época también fue de relevancia la llegada de nuevos productos y técnicas de preparación, las cuales modificaron sustancialmente la dieta de la población.

Así, al ingreso de los españoles al territorio se le atribuye la ingesta abundante de alimentos fritos, dulces y panes, tendencia que perdura hasta la actualidad y que ha desarrollado profundas raíces en gran cantidad de hogares.

Siglos después, por influencia de Estados Unidos, el territorio nacional comenzó a ser invadido por la comida rápida, a la cual puede accederse desde modestas misceláneas, pasando por los carros ambulantes de hamburguesas y hot dogs, hasta las famosas cadenas transnacionales. Sin duda, lo anterior ha fomentado que el país pierda su tradición culinaria.

Los efectos en la salud
¿Qué ha favorecido la problemática expuesta? La respuesta la da el doctor Luis Alberto Vargas al explicar que ello se asocia con tres sucesos: industrialización, estandarización y pérdida de variedad de los alimentos, cuya consecuencia es el creciente número de personas con sobrepeso u obesidad, lo cual ha generado a su vez un incremento de los casos de diabetes y otros padecimientos asociados.

Tan sólo tomemos en cuenta que la diabetes mellitus es un problema importante de salud pública en México y en el mundo. De hecho, se tienen reportes que comprueban que en los últimos cinco años ha llegado a ocupar la primera causa de muerte, con 11% del total de las defunciones en ambos sexos. En referencia a la edad, en los últimos años el padecimiento se presenta en personas de menor edad, incluso niños, cuando antes ocurría en individuos mayores de 50 años.

Alimentos funcionales
Ante dicha situación, los especialistas comienzan a dar los primeros pasos para recuperar nuestras raíces y mejorar las condiciones de salud de la población. Un ejemplo de ello es la labor realizada por el doctor Arturo Navarro Ocaña —investigador del Departamento de Alimentos y Biotecnología de la Facultad de Química (FQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital del país —, quien trabaja para que los alimentos tradicionales sean considerados funcionales, lo que significa que favorecen la salud.

Una vez que se obtengan evidencias podrían ser clasificados de tal manera, pues además de tener sus características nutritivas, incluyen compuestos adicionales (bioactivos) que ayudan a mejorar el estado general del organismo y prevenir enfermedades crónicas; por ejemplo, cáncer, trastornos cardiovasculares y diabetes mellitus.

¿Qué son?
Cabe destacar que un compuesto bioactivo puede ser considerado como tal si es un ingrediente natural de los alimentos y no se encuentra en forma de cápsula, tableta o polvo; si es posible ingerirlo como parte de la alimentación diaria, y si regula procesos específicos del cuerpo (como mejorar los mecanismos de defensa o para adelantarse a los padecimientos).

Karina Galarza Vásquez

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