Tanto si lo encontramos sabroso como si lo odiamos, el brócoli ofrece una amplia gama de beneficios para la salud. Y parece que habrá que agregar uno más a esa lista.
Unos investigadores han identificado genes que parecen controlar la acumulación de compuestos fenólicos en el brócoli. Si se confirma la función de dichos genes, será posible aumentar a partir de ellos dicha acumulación. El consumo de compuestos fenólicos, incluyendo ciertos flavonoides, está asociado con un riesgo menor de enfermedades cardiacas coronarias, diabetes tipo 2, asma y varios tipos de cáncer.
Los compuestos fenólicos tienen actividad antioxidante, y cada vez hay más pruebas de que esta actividad antioxidante ejerce una acción beneficiosa sobre las vías bioquímicas vinculadas a la inflamación en mamíferos. Necesitamos la inflamación porque es una reacción útil ante enfermedades o lesiones, pero la inflamación injustificada y prolongada constituye un síntoma de diversas enfermedades degenerativas. Las personas cuyas dietas contienen un nivel adecuado de compuestos fenólicos tendrán un riesgo menor de contraer esas enfermedades.
El equipo del genetista Jack Juvik, de la Universidad de Illinois en Urbana, Estados Unidos, cruzó dos linajes de brócoli y analizó su descendencia en cuanto al contenido fenólico total y su capacidad de neutralizar los radicales de oxígeno en los ensayos celulares. Juvik y sus colaboradores usaron después una técnica genética especial para buscar los genes implicados en la generación de compuestos fenólicos en los descendientes más prometedores.
Identificando los genes implicados en la acumulación de estos compuestos, los investigadores están un paso más cerca de cultivar brócoli y otras verduras del género Brassica, como la col rizada y la col (repollo), que alberguen dosis de compuestos fenólicos mucho mayores que las normales.
Ello llevará su tiempo. Los resultados del nuevo estudio son un paso clave en esa dirección, pero la meta aún está lejos. Juvik y sus colaboradores planean tomar los genes candidatos identificados en la investigación reciente y usarlos en un programa de cultivo orientado a mejorar los beneficios para la salud del consumidor que estas verduras ofrecen. Al mismo tiempo, se asegurarán de que la productividad, la apariencia y el sabor no empeoren con respecto a los de las versiones no modificadas de los vegetales.
La buena noticia es que los componentes fenólicos son insípidos, así como estables a lo largo de las transformaciones provocadas al cocinar las verduras, lo que significa que el sabor no cambiará y que las verduras no perderán al ser cocinadas sus cualidades beneficiosas para la salud.
Una vez que las verduras con compuestos fenólicos son consumidas, estos son absorbidos y dirigidos hacia ciertas áreas del cuerpo o concentrados en el hígado. Los flavonoides se distribuyen a través del torrente sanguíneo, reduciendo la inflamación mediante su actividad antioxidante.
Fuente: NCYT