La diabetes es una enfermedad crónica del metabolismo que provoca un exceso de azúcar en sangre y orina debido a la disminución de la secreción de insulina, es decir, la hormona encargada de procesarla. Las personas que sufren esta patología corren un mayor riesgo de desarrollar una serie de problemas graves de salud.
Muy pocas personas saben que estos síntomas en la piel son señales que reflejan un desequilibrio provocado por los niveles de insulina que indican un posible desarrollo de diabetes.
Existe una tendencia espontánea de los niveles de glucosa, se tenga o no diabetes, a elevarse durante la madrugada (5-6h). Este incremento, que se conoce como “fenómeno del alba”, se produce cuando se eleva la hormona del crecimiento, que actúa oponiéndose a la acción de la insulina. Por este motivo, este hecho es más común cuando más actúa esta hormona, que coincide con la etapa de la adolescencia.
Los datos epidemiológicos indican una explosión de casos de diabetes tipo 2 para mujeres después de la menopausia. ¿Qué es responsable de eso? El papel sorprendentemente protector de los estrógenos, resaltado por el hecho de que una mujer sometida a terapia de reemplazo hormonal tiene hasta un 35 por ciento menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que una mujer sin tratamiento.