¿Cómo vivo mi diabetes?

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Miedo, ira, tristeza e incredulidad, entre otras reacciones, es lo que suelen experimentar las personas al momento de recibir el diagnóstico de diabetes. “Sentí pavor y que mi mundo se caía a pedazos, no podía creer que tuviera ese padecimiento porque no tenía síntomas”, relata Beatriz Hernández, quien se desempeña como secretaria en un despacho de abogados, tiene 45 años y padece el tipo 2 de la enfermedad desde hace dos años.

“En ese momento, con unos niveles de glucosa de 280 miligramos por decilitro de sangre, vinieron a mi mente una serie de cosas que siempre había escuchado en torno a la diabetes. Por ejemplo, que con la dieta restrictiva moriría de hambre, que ya no podría trabajar porque quizá cuando menos lo esperara mis riñones dejarían de funcionar y que hasta podrían cortarme una pierna”.

Tras la confirmación del padecimiento, Beatriz cayó en una depresión, se rehusó a seguir las indicaciones del endocrinólogo y se negó a abandonar sus hábitos poco saludables, como tener una alimentación deficiente, fumar y consumir bebidas alcohólicas cada ocho días con sus amigos. Así pasó un mes.

Fue entonces que los síntomas de la enfermedad se hicieron evidentes. Beatriz sentía un terrible cansancio que le impedía desempeñar bien todas sus actividades, una sed insaciable, noches de insomnio porque le era imposible dejar de ir al baño y beber agua, aumento del apetito y una pérdida de peso de 16 kilogramos.

“En el trabajo apenas podía, cada vez me sentía más cansada. Mis familiares y amigos llegaron a pensar que era bulímica porque comía muchísimo, cada vez perdía más peso y no salía del baño. A ninguno le había dicho que en realidad tenía diabetes y no estaba siguiendo el tratamiento que me habían prescrito”, cuenta Beatriz.

Tal situación la hizo reaccionar y decidió realizarse un nuevo análisis de sangre y para su sorpresa ya tenía un nivel de glucosa de 490 miligramos por decilitro de sangre. Ese mismo día hizo una cita con el endocrinólogo, quien la atendió por la tarde. “Llegué al consultorio muy nerviosa, estaba segura que el médico me regañaría por no seguir sus indicaciones”.

“Sin embargo, se portó de lo más comprensivo y me dijo que la actitud rebelde que había tomado era parte de un proceso de duelo, el cual me hizo sentir deprimida y enojada, que le restara importancia a la diabetes, pero que ya me encontraba en la etapa de aceptación. Asimismo, me explicó lo referente a las complicaciones y entendí que debía cuidarme para evitar su aparición”.

Debido a que sus niveles de glucosa estaban demasiado elevados le recetó metformina y glibenclamida, le dio recomendaciones para seguir una alimentación sana, aunque también le recomendó ir con una nutrióloga y la canalizó a un grupo de ayuda para pacientes con enfermedades crónicas”.

El inicio del tratamiento para Beatriz no fue sencillo, pero ella tenía la determinación de seguirlo al pie de la letra y no dar marcha atrás. “Lo que más padecí, en lo que se regulaban mis niveles de glucosa, fueron los episodios de hipoglucemia nocturna”.

Pese a lo anterior, ella quedó maravillada con el plan alimenticio que diseñó la nutrióloga, pues se pudo dar cuenta que comer sano no significaba matarse de hambre o pasar el día masticando lechugas. “La especialista me explicó que tener diabetes no es sinónimo de comer feo o insípido, así que por ese lado, no sufrí. Asimismo, el grupo de ayuda me permitió adquirir conciencia de la enfermedad y a entender que la diabetes, lejos de ser una tragedia, es una oportunidad para desechar los malos hábitos y vivir en forma saludable”.

En la actualidad Beatriz maneja unos niveles de glucosa que van de los 95 a 100 miligramos por decilitro de sangre, un porcentaje del 6% de hemoglobina glucosilada (lo que en un paciente con diabetes refleja un control adecuado de la enfermedad), sólo toma metformina, come bien, se ejercita cinco veces a la semana, ya no fuma ni bebe y se siente con energía. “La diabetes no es un impedimento para vivir bien, es posible mantenerla bajo control, pero depende de nosotros que así sea”, asegura.

Redacción Vive con Diabetes

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