El ejercicio físico intenso es mejor para el corazón

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Para tu corazón, es mejor correr que nadar, aunque es mejor la piscina que caminar. Es decir, el ejercicio físico es más benéfico para el corazón si es intenso. Yendo al detalle, lo que exactamente han demostrado investigadores de la Clínica Universidad de Navarra, en España, es que, para la población estudiada (más de 10,000 adultos), el riesgo de sufrir lo que se conoce como síndrome metabólico es un 37% menor entre quienes realizan un ejercicio vigoroso o intenso frente a los que lo hacen ligero. Para el subgrupo de los mayores de 55, el beneficio llega al 90%. El estudio se publicó en American Journal of Preventive Medicine.

Lo que los investigadores, entre los que se encuentra el médico del trabajo Alejandro Fernández Montero, midieron es la relación entre el denominado síndrome metabólico y el nivel del ejercicio. Se dice que una persona tiene ese síndrome cuando sufre tres de las cinco siguientes condiciones: glucosa o tensión alta, colesterol bueno (HDL) bajo, triglicéridos altos u obesidad (medida por el perímetro de la cintura). Este conjunto de situaciones es un determinante claro de riesgo cardiovascular y de diabetes tipo 2 (la que no es congénita), explica Fernandez-Montero.

Para saber exactamente a qué se refieren cuando hablan de ejercicio ligero, moderado o intenso, los especialistas usan una medida que los adictos a los gimnasios de cierto nivel (y con máquinas nuevas) conoce seguro: el met, que equivale al gasto energético de un adulto de 70 kilos sin moverse. Se denomina así porque ese consumo se debe al metabolismo basal, al de las funciones que no se paran nunca: lo que consume la circulación, los procesos celulares, la respiración, etcétera.

De acuerdo con esta escala, la Organización Mundial de la Salud divide el ejercicio en leve (un consumo de menos de 3 met a la hora), moderado (de 3 a 6) e intenso (más de 6 met). Como no se suele llevar a mano un medidor de mets, el especialista da algunas ideas de a lo que se refiere: caminar a paso muy rápido supone unos 4.5 mets como máximo; hacerlo suave, 2.5.

La natación (40 minutos) se traduce en unos 6 mets, jugar un partido de fútbol 7 mets, trotar (a 8 kilómetros por hora, lo que supone 7.5 minutos el kilómetro) 8 mets y el atletismo, como por ejemplo, correr a 5 minutos el kilómetro, alrededor de 12 mets. La conclusión, para el médico, es clara: para mantener el corazón sano, es más importante la intensidad del ejercicio, que su duración.

Fuente: El País / Emilio de Benito

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