Microbioma y diabetes tipo 1

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La diabetes tipo 1 (antes llamada juvenil) es una enfermedad autoinmune; es decir, que en una especie de confusión del sistema inmunológico, se lleva a cabo un ataque al páncreas, condicionando que el organismo deje de producir insulina, que es una hormona encargada, no solamente de transportar la glucosa a todo el organismo sino también, de permitir que se introduzca dentro de las células.

Las causas que la producen son múltiples, es decir, que para padecerla deben coincidir muchos factores de riesgo en un tiempo determinado; sin embargo, los constituyentes ambientales al parecer, juegan un papel muy importante en su generación.

Lo que se denomina microbioma, es decir, los microbios que habitan en condiciones normales los intestinos, tienen un papel importante en la relación de diabetes tipo 1 con la interacción ambiental. Esta conclusión surgió a partir de observaciones en la que los niños finlandeses tienen una mayor predisposición al problema inmunológico, que los niños rusos de una región denominada Karelia.

Un análisis detallado de las características en los niños de ambas regiones coincidió en que los individuos estudiados tienen importantes diferencias en las características de sus microbiomas, con respecto al riesgo de enfermar de diabetes tipo 1. Lo llamativo del caso es que uno de los factores más importantes en la modificación de la presencia de bacterias intestinales gira en torno a la administración de tratamientos a base de antibióticos para tratar problemas infecciosos.

En pocas palabras, el hecho de que en la niñez, los intestinos alberguen cierto tipo de bacterias, constituye un verdadero elemento de aprendizaje para que el sistema de defensa, se desarrolle en una forma adecuada. Alterar este proceso en una etapa temprana de la infancia, definitivamente incrementa el riesgo de padecer enfermedades del sistema inmunológico. Esto también se hace extensivo a enfermedades de tipo alérgico.

Es evidente que los antibióticos marcaron un verdadero hito en la historia de la medicina y del desarrollo de la humanidad. No solamente contribuyeron a disminuir en una parte fundamental el sufrimiento de padecer procesos infecciosos con todas sus implicaciones sino que desde sus inicios en la utilización, salvaron vidas y extendieron la expectativa de vivir en una forma sin precedentes.

Se suponía que la enfermedad causada por bacterias iba a ser erradicada de la humanidad y también existía la creencia de que tendrían pocos efectos secundarios y una tolerabilidad lo suficientemente amplia como para administrarlos indiscriminadamente con un muy alto perfil de seguridad. Sin embargo, con el tiempo han surgido una gran cantidad de variantes que terminaron por echar abajo todas estas suposiciones.

Las bacterias han evolucionado a la manera darwiniana (por selección natural) de modo que en un proceso de adaptación, han superado en muchos casos, la capacidad destructiva de los antibióticos bajo un fenómeno denominado resistencia bacteriana. El impacto de este hecho es tan grave, que ya existen súperbacterias, es decir, bacterias que no se pueden eliminar con ningún antibiótico.

Por otro lado, el abuso en su utilización se ha reflejado en la disminución ambiental de bacterias que nos son benéficas. De hecho, si no existiesen estos microbios, nuestro mundo sería un globo terráqueo lleno de cadáveres. Se está afectando la cadena ecológica en una forma invisible pero contundente y esto afecta a todo ser vivo sin distinción.

Una buena parte de nuestras defensas depende de la presencia de ciertas bacterias que al competir, evitan la reproducción de microbios nocivos. La administración indiscriminada de estos medicamentos, provoca la proliferación de bacterias que definitivamente pueden complicar procesos infecciosos que incluso podrían resolverse sin medicinas y dejando a que el organismo responda por sí miso en una forma natural.

Las nuevas evidencias de que alterar el medio ecológico interno de nuestro organismo involucra enfermedades del sistema inmunológico, tiene implicaciones trascendentes, sobre todo porque en la actualidad se está dando un verdadero abuso inconsciente, irreflexivo, ilógico y descuidado, en la indicación de antibióticos.

En este sentido, el desarrollo de nuevos medicamentos que ataquen a las bacterias en una forma eficaz, siempre será insuficiente para superar el poder de supervivencia de estos maravillosos microbios. Si consideramos esta una guerra, debemos estar conscientes de que, de antemano, ya estamos bajo una lucha definitivamente perdida.

Por esta razón, se debe controlar en una forma rigurosa la indicación de un antibiótico; es imprescindible establecer adecuados diagnósticos que muestren el tipo de microbio que se encuentra provocando una infección y dar la medicina específica; establecer adecuadas políticas de prevención de enfermedades y estar atentos a los informes mundiales que especifican las resistencias bacterianas. El mal uso de antibióticos tiene efectos secundarios que nunca pudimos en el pasado, llegar a imaginar.

Referencias:
–Vatanen T, Kostic AD, d’Hennezel E, Siljander H, y cols. Variation in Microbiome LPS Immunogenicity Contributes to Autoimmunity in Humans. Cell. 2016 May 5;165 (4):84253.

–Natural history of the infant gut microbiome and impact of antibiotic treatment on bacterial strain diversity and stability. Sci Transl Med. 15 Jun 2016;8(343):34381.

Fuente: La Jornada de Oriente / José Gabriel Ávila Rivera

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