
A Endocrinología del Hospital Infantil de Morelia, puntualizó, entre el 30 y el 35 por ciento de las consultas son por casos de obesidad, y ya sumados los de diabetes tipo II, suben al 50 por ciento. “El otro 50 por ciento sería por hipertiroidismo y talla baja, aparte de las otras patologías; pero la mitad de las consultas es por obesidad y diabetes, que es muy alta y eso que no tenemos a todos los niños obesos vigilándolos cada dos o tres meses nosotros, sino que muchos de ellos son canalizados a Nutrición y entonces ahí les dan el seguimiento, y luego los pasan con nosotros para ver cómo van bioquímicamente”.
Todo parte de la obesidad. Incluso, apuntó, hay pequeños que presentan el llamado Síndrome Metabólico, con el propio sobrepeso, hipertensión arterial, colesterol elevado y triglicéridos. “Si buscamos intencionadamente en aquellos que desde muy chiquitos han sido obesos y si medimos las enzimas del hígado, encontramos que ya hay hígado graso y si les hiciéramos a todos ultrasonido encontraríamos que el hígado también está lleno de grasa; esto trae como complicación que pudiera haber cirrosis de la no alcohólica, la hepática, si no lo detenemos a tiempo”.
Un denominador común, dijo, es cuando los padres de familia llevan a sus hijos al nosocomio para hacer el diagnóstico correspondiente, achacan el sobrepeso de sus vástagos a otros motivos, no a la forma como les dan sus alimentos, con raciones de adultos. “Les enseñan a comer como ellos, que son obesos”, por lo cual su ingesta de calorías es tres o cuatro veces más a la recomendada en los menores.
En entrevista, señaló que pareciera ser realidad el axioma de que antes uno sepultaba a sus padres, y en las actuales generaciones a éstos últimos les toca enterrar a los hijos, debido a padecimientos crónicos a más temprana edad, según se observa en muertes de adultos jóvenes por infartos o coma diabético, sólo por citar algunas, y eso viene de las complicaciones a edad infantil.
Y es que, explicó, a quienes ya están enfermos debe aplicárseles el tratamiento adecuado, pero a las futuras generaciones estamos a tiempo de la prevención. Una forma de ello es difundir masivamente, igual como se hace en el caso de tomar ácido fólico durante el embarazo, una campaña dirigida a mujeres que piensen tener hijos, remarcando la importancia de contar con el peso adecuado, llevar una alimentación sana y la práctica cotidiana de ejercicio, previo a la gestación.
Una más para luego de nacer el bebé, mediante un plan de qué alimentos proporcionarles, cada cuánto tiempo y cómo agregar otros a determinada etapa de la vida del menor, a fin de evitar, ya desde el nacimiento, muestren obesidad o ésta se desarrolle durante los primeros años.
Ejemplificó que un niño con dos kilos, 100 gramos tras 40 semanas de gestación, es considerado de bajo peso, pues no hubo el aporte adecuado de nutrientes por parte de la madre, mientras uno de arriba de tres kilos y medio al nacer, llamado macrosómico, al contrario, su progenitora comió en exceso y le pasó más calorías.
Ambos extremos, afirmó, tienen riesgo de desarrollar a futuro alteraciones en el metabolismo de hidratos de carbono, entre ellos la diabetes tipo II, y son a quienes deben vigilar médicamente para evitar tengan dicho padecimiento, lo mismo a las madres.
La diferencia de que estos males crónicos ataquen prácticamente desde el nacimiento, se debe a múltiples factores, entre otros la genética, pero igual a los malos hábitos de alimentación, además de la falta de ejercicio o activación física cotidiana, agregó la especialista.
Fuente: Mi Morelia.com