La diabetes es una enfermedad metabólica que se caracteriza por una disfunción del páncreas y carencia de hormona insulina que hace que haya altos niveles de azúcar en sangre. Es una de las enfermedades modernas más frecuentes, en sus dos modalidades, diabetes tipo 1 – congénita – y tipo 2 – adquirida -.
El problema es que a veces se presenta sin señales claras en sus inicios, dificultando el diagnóstico y complicando la situación. Si bien la mejor forma de prevenirla es el adquirir hábitos de vida saludables, buena alimentación, actividad física y mantenerse alejado del estrés y los vicios, siempre es bueno conocer algunas señales que, aunque no son exclusivas de la diabetes, podrían estar advirtiendo sobre este trastorno, y que pocos conocen.
Ganas frecuentes de ir a orinar
Una de estas primeras señales es las ganas de ir a orinar, o como también se le llama, poliuria, una necesidad de ir al baño más frecuente de lo normal. Suele ser bastante molesto, no solo durante el día, sino también durante la noche, dificultando un correcto descanso.
Esto se produce porque los riñones se ven forzados a trabajar más para poder regular el exceso de glucosa en el organismo.
Boca seca
Otro síntoma es el sentir la boca seca, y no solo internamente sino también en los labios. Esta sequedad excesiva deja más vulnerable frente al ataque de bacterias y al posible desarrollo de infecciones, tanto internas como externas.
Fatiga
La fatiga constante es otro síntoma que no habrá que dejar pasar: en el caso de la diabetes, se da como resultado de que el organismo procura compensarse ante el desequilibrio interno. Las personas se sienten así más cansadas, bajas en energía y con dificultad para concentrarse y para llevar a cabo sus tareas diarias.
Entumecimiento y hormigueo
Otra señal es el sentir hormigueo y entumecimiento en los miembros, tanto inferiores como superiores. Resulta porque la glucosa en sangre dificulta el adecuado flujo de sangre a las extremidades, provocando estos molestos síntomas. Con el tiempo, puede llevar a daños en las fibras nerviosas.
Ansiedad por la comida
Una sensación de hambre constante y ansiedad por comer son otras señales de alerta. Cuando el cuerpo no puede regular la glucosa que las células necesitan para obtener su energía, el cuerpo busca otras fuentes de combustible y mantiene hambre constante. Aquí el problema es mayor, ya que no solo no se logrará calmar el hambre sino que por seguro se elevarán aún más los niveles de azúcar en sangre.
Cambios visuales
La visión es una de las más afectadas por los picos de glucosa en sangre. Es frecuente que estos pacientes perciban destello ocasionales de luz, visión borrosa y, con el tiempo, problemas de refracción. De hecho, si estos cambios no son tomados en cuenta y no se realiza un tratamiento adecuado, los daños son permanentes y pueden llevar a una pérdida de la visión.
Lenta cicatrización
Se puede observar asimismo una lenta cicatrización de heridas, incluso de lesiones superficiales, como cortes y rasguños. Los niveles altos de azúcar endurecen las arterias, estrechan los vasos sanguíneos y dificultan el paso del oxígeno hacia la zona de las heridas.
Además, la glucosa elevada tiene un impacto directo sobre las funciones de los glóbulos rojos que transportan los nutrientes a los tejidos, lo que también ralentiza la cicatrización.
Fuente: Nosotras.com